VIEjo Mio

escrito por Rio, 2011 Santiago de Chile, Inspiración

Caminé después del almuerzo sobre el habitual pensamiento, de aquellos que cargan memorias mochileras en la ruta del silencio, en la vereda del sentido opuesto, en esta sociedad esquizofrénica.

Justo entre mis ojos un anciano apareció, medio dormido medio ausente con su cabeza inclinada sobre el marco del paradero de aluminio. Con la marraqueta envuelta en diario amarillento en su brazo gitano y su aliento a café mañanero. Hasta que el bus decantó en sonido brusco como suele ser en estos lados. Ni mediano ni lo justo, entre los dientes freno áspero inseguro, como disco carraspero, del siglo recién dormido.

El viejo se sube con la calma digna del reino de bronce, cuando los caballos eran quienes tiraban sus ruedas. De los bigotes curvos y finos como arcos de flecha , aparece Arjuna el guerrero.
-Viejo mío, tome asiento y no se duerma-, dijo el chofer engañado por la evasión pasajera, colándose un niño de pecho sin babero, sin chupete llorando que la vida lo difícil que es vivirla, y lo fácil para extraerla como mina a tajo abierto.
Pero, sin duda hay que vivirla...viaja y No te distraigas aunque todos quieran lo contrario.
No te duermas aunque todos quieran lo contrario. La Savia decisión que de ti brota enúnciala en cada esquina. En murales, paredes, ceniceros y sonrisas.
Di lo que sientes con orgullo humano revitalizado por el arco y la flecha. Y cuando tengas miedo de expresarte, llámame que tengo línea directa desde el corazón del gita hasta tu mente esquiva.
Solo el arma sagrada empuña y con sortilegio digno del zen la flecha al destino clava.
No dudes solo súbete y deja que yo conduzca. Dulce poder valiente conquista.