escrito por Rio, 2011 Santiago de Chile, Inspiración
Cada ser vive dentro de otro. Y se mueve como la tierra desnuda en el infinito. Los ojos del sol se encandilan frente al magno fuego del suprauniverso. Y este se enfría lentamente cada segundo de la noche de suprasol. Nadie sabe que lo más pequeño es la gran obra y que se disuelve dentro de un caracol en plenilunio. Lo más grande se esfuma dentro de un tubo de ensayo y se enmascara en el núcleo tectónico. La placa se remueve y se rompe y se divorcia de nazca. La cicatriz de la piel del mundo se irrita y se rasca a tal grado que descorcha los reactores como botellas de ginebra asoleado.
Déjate llevar por los silencios musicales, hasta que se enfríe nuevamente tu vientre y se incube la sagrada familia del próximo milenio. No falta mucho darse cuenta de que uno dentro de otro, inhala y se esfuma.
Cada ser vive dentro de otro. Y se mueve como la tierra desnuda en el infinito. Los ojos del sol se encandilan frente al magno fuego del suprauniverso. Y este se enfría lentamente cada segundo de la noche de suprasol. Nadie sabe que lo más pequeño es la gran obra y que se disuelve dentro de un caracol en plenilunio. Lo más grande se esfuma dentro de un tubo de ensayo y se enmascara en el núcleo tectónico. La placa se remueve y se rompe y se divorcia de nazca. La cicatriz de la piel del mundo se irrita y se rasca a tal grado que descorcha los reactores como botellas de ginebra asoleado.