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jueves, 15 de septiembre de 2011

La digestióN en ASANA


Asana es una palabra en sánscrito que significa “estar”. Lleva consigo todo lo que ocurre dentro de éstas cinco letras. Lo que sucede dentro de éste concepto. Las energías que dentro de ésta se manifiestan y se expresan. Todos los ingredientes que se cocinan frente al fuego ritual del yoga, tienen su territorio en el “estar”. De tal manera, en nuestro “estar” iniciamos un aprendizaje intenso, mediocre o flojo, según nuestra manera de enfrentar la observación. La buena noticia es que siempre estás desarrollando conciencia, a fuego bajo, medio o alto.
Cada practicante, en cada momento, se enfrenta a diversas situaciones. Mira un espejo único en el que se refleja todo el mosaico que ha construido y que ha hecho a lo largo de su historia.
Un mosaico hecho con restos de sentimientos, pensamientos y acciones, plasmados en la memoria celular y mental. Este espejo no es antojadizo es lo que cada uno plasmó, y ahora cosechas. Sin embargo, tú no siendo realmente ese reflejo, has impreso tanta energía en esa imagen, que eres y actúas según ella. Así te alegras intensamente y te entristeces hasta el fondo, te enojas, envidias, dejas que el juego del reflejo del espejo surja a penas se active con cualquier chispa.
Todos estos elementos están dentro del “estar” y lo puedes hacer concientes a partir de tu observación en el asana. Una observación que al principio es sensorial, a través de ojos, oídos, tacto, y que se profundiza con el sexto sentido de la mente. Por esta razón el yoga y el asana no es solo físico, no va dirigido exclusivamente al cuerpo. Este actúa solo como terreno fértil de entendimiento y desarrollo.
El cuerpo grueso manifiesta la memoria celular corporal de sensaciones sutiles que están en el espejo de tu historia. Dentro del espacio que estés y el tiempo que dispones debes estar cien por ciento “aquí y ahora”. Ya sea, cuando te muevas, actives, respires, interpretes sonidos o vibraciones, visualices, concentres tu mente hacia un punto o zona de tu cuerpo, etc. En todo esto, siempre esta la palabras “estar”, el territorio de tu digestión. Sin embargo, puedes comer todo lo que tu quieres, dejar que todos los bocados entren por tu boca, sin poner ningún freno. Puedes comer sin atención a lo que comes, mirando una película, escuchando una conversación, leyendo una revista, etc. Obviamente eso es lo que la cultura occidental nos ha inculcado, y es lo que vivimos, dejarnos llevar por todas las golosinas. Eso es lo que hacemos las 24 horas al día. Los estímulos sean cual sea, bienvenidos a casa.
Pero en la  práctica, el énfasis es que te des cuenta del Poder de la observación, y lo que finalmente consigues: tranquilidad y paz interior.
Primero te cuento que hay diferencia entre el movimiento y la acción. El primero puedes darte cuenta o no de lo que realizas. El segundo es más fino y presente, más atento, es acción viva, conectado al “estar” en toda su expresión. Es la capacidad desarrollada de conectarte con los ingredientes, el fuego, la cocción, y la digestión, en un proceso de digestión total. La observación es el proceso de digestión celular y mental en el asana. Debes registrar, analizar, discriminar y regalar como ofrenda cada momento de tu “estar”. Así, recién podrá comenzar la acción de digestión de la respiración, pensamiento, sentimiento, sensación hasta llegar a refinar el habla, el pensamiento y el cuerpo.
A través de las asanas observaremos sentidos, órganos de acción y mente, y con ellos prepararemos un plato alimenticio que servirá para el auto conocimiento. No es hacer por hacer, sino estar y ser.
La manera de observar trae en si mismo, al primer sutra I.1 “atha yoga anusasanam”, este aforismo es realmente primordial a mi entender, ya que te indica en tres palabras como es el yoga. Para mi no es solo como dicen algunos autores sobre Patañjali que expresa la secuencia de su trabajo, primero hizo su tratado de salud ayurveda, luego el tratado de gramática, y ahora el del yoga. Eso es muy simple y retórico.
Yoga es el discurso del ahora, ahora comienza el discurso del yoga. Así te das cuenta que Patañjali menciona este en primer orden, antes de definir yoga y entrar en profundidades.
El ahora es un momento esencial para el yoga. El yoga sin ahora no existe, el yoga en el pasado y en el futuro no es yoga, es bhoga, el deleite de los sentidos y todo lo que conlleva a eso. Bhoga es el plato principal que se sirven en todos lados del planeta, en cada lugar, las diversas culturas anuncian el placer, deseo, sueños como la forma de ser feliz y de cumplir tus ilusiones. La mente vive en esta marejada de los sentidos, en este océano llamado bhoga. A veces abismal, otras enceguecedora, pero siempre turbulentas para uno u otra persona.
Yoga en cambio es el espacio entre cada gota de agua dentro de la tormenta de bhoga, es la calma de la tormenta en cada gota de las sensaciones. Yoga es una visión micro a todo el cosmos de tu esencia. Es indescriptible con palabras ya que es el Uno sin segundo en la manifestación. Es un estado.Tal vez lo has percibido en algún momento efímero, al contemplar las olas del mar extasiado o el movimiento de las hojas de un bosque, en fin, breves enlaces diminutos de silencio. Momentos que la mente no te pide nada, los órganos de los sentidos no andan de árbol en árbol, y tu cuerpo esta quieto. Pero ¿cuántas veces lo has sentido versus la tormentosa ping pong de pensamientos que rebotan en molestias, conflictos, etc?.
Entonces todo lo que percibes es maya o red de ilusión - como se define en la filosofía del samkhya y yoga- que traza tu experiencia una y otra vez en la captación y registro sensorial de tus experiencias, vida tras vidas, día tras días. Te alegras con tu experiencia y luego te entristeces, eres pleno y luego desolado. Tienes y no tienes. El vaivén sísmico te subyuga las 24 horas del día, a veces con más efecto telúrico que otras, con replicas constantes. Yoga es el espacio entre cada sismo de tu conciencia y que se expresa en todas las capas, cuerpos gruesos a más sutil. Para eso estamos acá, para crear espacios, primeramente corporales, para luego seguir a fondo, mental a través de los pensamientos y sentimientos que aparecen a través de la reacción que la conciencia despierta de la acción corporal.


Debemos saber que el yoga está en bhoga, el hombre está en maya (ilusión o espejismo), la conciencia tambalea a cada rato, y que la digestión conciente del yoga nos da  entendimiento, en primer orden de quién es el que sufre, cuál es su sufrir y hasta cuándo sufre. De ahí, el viaje de observación digiere la cáscara o la fibra de la semilla, el refinamiento de la observación te dará una digestión excelsa hasta lograr la conexión de redes nutritivas.




La digestión del asana se lleva acabo en el estar, tomamos una figura corporal, extendemos, despertamos, rotamos, despertamos; ampliamos, despertamos. Es un reloj de despertares donde cada segundo es un nuevo entendimiento celular. La figura del asana que fusiona la mente, registro de sentidos y luego con voluntad da la instrucción hacia los órganos de acción, manos o piernas, crea la red de despertar a un nivel grueso, pero esencial, de ahí viene la digestión. Traspasar las molestias, los dolores, las sensaciones ruidosas hasta trascender en un acto de entrega a una capa invisible de discriminación, donde el silencio empieza asomarse hasta plantarse en tu frente o corazón. Cada acción es tu inteligencia amaneciendo y la vinculación de despertar entra en el espacio del yoga, el auto conocimiento que puede ser externo hasta mas profundo.


Si estás en trikonasana, observa cada segundo desde el inicio del asana hasta su desarrollo y al final de ella, cada partícula de aire que recibes y cada partícula de aire que entregas. De ahí, despiertas celularmente tu mente y se expande y se comprime como un latido de conexión. Si te duele es bhoga, si disfrutas es bhoga si renuncias al tiempo, memoria, y sensaciones llega el silencio; estas en yoga.


Despertar es observarse desde afuera, cada célula gruesa y sutil. Así el asana es tu cuaderno donde escribes y borras hábitos que te harán superarte y lograr purificar, limpiar todas las impurezas acumuladas no solo de hoy (esta vida) sino también de ayer (en otras del pasado). Expandirás tu hálito purificante, así como el sol a las flores de todo un jardín, a las personas que te rodean.




El equilibrio y ecuanimidad en éste nivel es primordial, no debes moverte si no conectas cada red sensorial con la mente, y no debes moverte si la mente no permite que la inteligencia actúe. Sería encender el auto para luego ir a cocinar. O dejar la olla encendida y encender el auto y ponerte a ver una película en la televisión. La conexión de redes es por algo y tiene secuencia y direccionalidad de energía. Así el proceso de aprendizaje te liberará aunque creas que aprendes una matriz formal. Extender los brazos tiene su origen de la no extensión. Entiende, te mueves desde la acción lunar a la acción solar y viceversa. Este equilibrio es saber que mientras das sol quitas luna. Das y pides en la acción a nivel energético. Si observas está profundidad sabrás que la austeridad está en el centro del asana. No te des, más ni menos a ti mismo, da lo justo, y darás al resto de igual manera. Aprender a ser ecuánime es una trabajo fino que lo ejecutas gruesamente a través de tus brazos, piernas, lengua, etc. Hasta hacerlos relucientes en cada momento.


La vida diaria es bhoga, por que “tú yo” está en el centro del mundo. Vas al cine, al estadio, a museos, a pasear, a comer, a bailar, etc. Tienes experiencias de placer y a veces no tan placenteras en el día a día. Sí vives todo esto durante mucho tiempo, ¿cuál es el sentido de repetirlo una y otra vez? Indudablemente lo que marcará la diferencia será la manera como observas, con éste silencio de fina observación podrás saber cuándo, quién, y qué te mueve, y lo qué causa en ti a través de tu reacción. Así, la rueda de repetición de nacer y morir, de acción y reacción, terminará con la simple fórmula de observar el presente.
Esa reacción es la que se graba en tu memoria y se hace hábito, condicionamiento, una capa mutable muy fina que late y aparece según un nuevo impulso externo o interno. Si te encanta el aroma del café, puedes estar muy concentrado estudiando violín pero si comienza a aparecer el aroma, te preparas café y mentalmente saboreas el café y lo bebes, y etc. Todo eso, sin que tus labios toquen una partícula del néctar. Pero ahí va, la reacción a una experiencia pasada grabada en tus células ya no solo neuronales sino corporales y vivénciales. Así puedes, a través del asana y la observación despierta, desarrollar los niveles de observación, de inteligencia y hacer de la reacción una escuela viva, cada vez con más finura. Entonces el asana no es solo física o corporal, aunque igual te duela, sudes o te canses, puedes vislumbrar que ya no es tan corporal. Las asanas te dan un lenguaje entre líneas. Entonces, a través de los sentidos y órganos de acción te haces un artista, científico y filósofo afinando tus oídos más profundos para escuchar lo que te dicen.
Vive en el presente a través del asana, deja que tu mente este en los dos hemisferios, y así las células entonarán una sinfonía acorde contigo, no dejarás que un instrumento se salga de sus casillas de afinación y control, de armonía y sonido. Todas tus dimensiones espaciales son vibraciones. Tienes la batuta de todas las coordenadas a través de tu cuerpo.
Presente en el asana es acción muscular, acción del esqueleto, acción celular, acción mental.
“Atha yoga anusasanam” es presente, es yoga. Bhoga es sentir el placer o aversión del pasado y del futuro, es ilusión. Acción es presente en el yoga a través de la observación. Presente en acción es meditación, vacío y yoga.
Si has entendido en el asana la importancia del presente, has digerido el asana en base a la observación, entonces podemos entrar a la definición de yoga. Vive el yoga.

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