Sin nada tramo la ascensión remolina y detengo al mediocre miedo dormido.
Me atrevo a seducir con fragua, vapor e higo y en el momento mas plácido interrumpo con beso en mejilla morena nortina.
Deja que se seque el río hasta nacer el sol por tus venas firmes en piel larga, delgada y dulce como aceituna brillante, firme y constante, a veces nerviosa, temblorosa pero fragante a silencio y palabra bien dicha.
Rasgo la camisa blanca para dejar ver la piel nuestra, esa que esta hecha de tiempo, pasado y presente flexible.
Tocar tus brazos para tocar el cielo.
Levantarte livianamente como suave aguacero.
Dejar que el río anuncie silencio ventisquero.
Abrazo la melodía del campo en tu caminar y tocar la naturaleza en tus ojos.
Que la tierra alumbre cada una de las células nuestras hasta que el remolino universal estalle en primavera.